
Tal vez fuera toda extraña sonrisa,
sublimando alegre toda expresión,
con su mirada color de emoción,
penetrando en mi alma, justa y precisa.
Tal vez su boca, su voz o su risa
largos cabellos, mi gran obsesión,
sus labios rojos, promesa y pasión
por la mujer que un hombre idealiza.
O fue su ternura, que me encendió
salvaje y bravío mi corazón,
cambió mi vida, lleno de fervor,
el que fui antes para siempre murió,
la vida gaucha me ungió con perdón
al traerme en ella todo su amor.