
Cierro en mi voz tu pecho, belleza contingente
y acaricio tus manos de óleos, aplaudiendo
tu poesía infantil del silencio, sintiendo,
dulzuras con elixir, olor a pan caliente.
Soy simple mendigo escalando ansias de mi mente
y no dejaré , aunque abunde miel, vivir queriendo
tu amor, días de locura y ternura latiendo
en tus ojos radiantes, como cada poniente.
¡Oh!, mi mujer en flor y aroma sobresaliente
sueño tus besos, como auxilio de vida, siendo
misterio el seguir sin tregua, gozando y viviendo
juntos, cada instante de pasión, como rompiente,
de mares, tardes y lunas, en este presente,
amo la belleza de tu cuerpo, vid creciendo,
ya no alcanza, día, noche, ni tiempo y corriendo,
vamos al encuentro, bebiendo de nuestra fuente.