ERES LA VIDA MISMA

Hecha de fuego azul y terciopelo,
con tus labios en forma de tormenta,
tu savia cristaliza mi corazón
y el sortilegio de la desesperación insaciable,
son relámpagos fundidos en el confín de un beso.

Tu oscura trenza hacia tus pechos tibios,
llega con sus perfumes de amapolas,
con tu figura muestras la luz fosforescente
y la bella sombra de tus labios,
vive pintada sobre la piel de mi cuerpo.

Eres como una fruta, un cántaro, una seta,
trizando tus cristales, tus caireles,
bajo lunas de antigua resonancia,
como un designio insondable,
alzando la mirada cárdena, en una pared de cierzo.

Yo no te pido vida,
eres racimo de pasiones, tu esencia,
vibra en mi corazón ruidosamente
y yo te amo, desde mi fúlgida barca,
en un tiempo embriagador cuyos lindes se pierden.

Yo te suplico labios tiernos, cristales de sal,
bajo tu piel ardiente del deseo,
complaciente y viscosa como la misma dicha,
desde mi corazón melancólico y romántico,
con sangre alegre, de bella idolatría.

En medio de la noche,
donde nada se escucha, más que el desnudo,
de tus gemidos, en el salmo de mi alma,
tus manos incesantes arden en mi piel,
dotadas de un insondable fuego.

Yo no te pido vida,
tú, eres la vida misma.