
El cielo claro y con algunas pálidas estrellas, me invita a la contemplación y al ensueño.Tu canto transparente nombra velos de luna y los espejos multiplicados del agua. Voz de plata, aullido de lobo que se oscurece por el miedo. A lo lejos, llamándose las tristes bestias, evocadoras y misteriosas.
La hierba se baña de rocío, y mis pies recorren el frío de lágrimas madrugadoras, se moldea mi huella mojada, no se sabe por cuál llanto, si es ese nostalgioso que camina por mi cuerpo, o la húmeda bienvenida con que se viste el sendero.
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