
Juegan y brillan aguas cantarinas:
la mañana despierta en una fuente.
Bandadas, cielo azul y un estridente
arrebato de luces cristalinas.
Tus miradas celestes y marinas,
la tumultuosa estela de mi frente...
y el amor, y la piel resplandeciente
deleitada al surcar harinas finas.
Nutrida en sol florece la frescura,
delicia al vivir, aún deseando
sentir la brisa en una orilla pura
que de poco renace y va animando
germinaciones, brotes, espesura,
esta embriaguez de ti, que estoy cantando.
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